jueves, 19 de abril de 2012

Lara Croft: Tomb Raider


La hija del afamado arqueólogo Lord Henshingly Croft se crió en el seguro mundo de la aristocracia británica, rodeada de tenis, mayordomos y corgis (para los desinformados, corgi es una raza de perros) La tragedia golpeó a Lara en sus primeros años, cuando su padre desapareció misteriosamente durante una expedición remota. Profundamente entristecida por la ausencia paterna, los años de Lara en Wimbledon High School, para chicas, fueron de lo más tranquilo. Sin embargo, se fue produciendo un cambio a medida que crecía.
Al trasladarse a la escuela de Gordonstoun, se reavivó el interés por la arqueología que había mostrado antes de la muerte de su padre. Las cercanas Highlands (Tierras Altas) escocesas también fueron un lugar ideal donde explorar y entrenarse, mientras crecía su obsesión por el descubrimiento de antiguos artefactos y civilizaciones olvidadas.
Posteriormente, en la escuela suiza donde terminó sus estudios, aprendió el arte del esquí extremo. Buscando un terreno más retador, Lara decidió pasar unas vacaciones en el Himalaya. Sin embargo, en el viaje de vuelta, el avión de Lara se estrelló en medio de las montañas. Lara fue la única sobreviviente. Escapar de esta adversidad fue una de las experiencias más desgarradoras de su joven vida, y contribuyó a la enorme confianza que hoy tiene en sí misma.
Los dramáticos acontecimientos que tuvieron lugar en su juventud llevaron a Lara a rechazar la asfixiante atmósfera de la clase alta de la sociedad británica. Llegó a la conclusión de que sólo se encontraba verdaderamente viva cuando estaba viajando y trabajando sin compañía. Como "Tomb Raider", encontró un modo de vida, no una profesión. Rara vez trabaja por encargo, prefiriendo el arte de coleccionar y hacer nuevos descubrimientos al pillaje de los restos de civilizaciones perdidas por siglos.
Para financiar su aventurero modo de vida, Lara trabaja de fotógrafa profesional para la prensa. Se ha labrado un nombre en dicho campo ganando varios premios Pulitzer.
Cuando está en Inglaterra, Lara reside en su casa ancestral, una mansión en Surrey. Hubo un momento en que pensó que no tenía objeto conservarla, pero pronto comprendió su potencial como base de operaciones. Los acres de tierra sin cultivar y numerosas habitaciones vacías son increíblemente convenientes para laboratorios técnicos, almacenaje de vehículos y entrenamiento.
Pese a este drástico cambio de una vida de nobleza, Lara sigue manteniendo la esencia de su esmerada educación de la que destacan su refinado acento de clase alta, y su gusto por la música clásica.

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